He leído 300
Otra vez más, maldigo haber visto la película.
Entré al mundo del cómic americano de la mano de Frank Miller, con un tomo de sus historias en Spiderman. Si no me hubiera gustado ese tomo, ahora mismo, seguramente no estaría escribiendo esto, ni habría leído todos los cómics que he leído hasta el momento. Sería, una persona distinta.
Es extraño, como el más nimio cambio, puede alterar tu esencia, y marcar parte de tu camino a seguir.
Pero esa es otra historia, de tinte más existencial.
Hoy, me gustaría hablar de 300. De la épica. De lo clásico.
Primera hoja, tonos oscuros. Hombres duros, curtidos. Los cuadros de texto, tiran la palabras, las dejan caer, con todo su peso. "Marchamos". Un verbo, con mucha importancia, ya que marcará el ritmo de la historia durante toda la obra. Nos hará sentir el cansancio, la extenuación, el deber, la lealtad.
Grecia, cuna de la democracia, del saber y de la razón, está en peligro. Los hombres libres deben defenderla.
480 A.C.
Leónidas. Majestuoso, comedido, sobrio, poderoso. Un hombre con los pies en la tierra. Los persas le piden la rendición, de él, y de su pueblo, los espartanos.
No. Eso no es para él.
Corrupción. Putrefacción.
Los órganos de decisión "divinos" no son sino seres degenerados, adictos sexuales, miserables. Venden la libertad de una nación por oro y vírgenes. Grecia no irá a la guerra.
Mas Leónidas tiene otra idea en mente. Camina; con su guardia real de 300 hombres. Hacia las Termópilas. La garganta del diablo.
¡Empujad!
Sangre. Sacrificio. Lucha. Resistencia.
Esto no es una historia de batallas. Esto es una historia sobre la épica. El poder del hombre, de sus principios, de la unidad.
No te arrodilles.
Vuelve con tu escudo... o sobre él.
Podíamos hablar de la fidelidad histórica de la obra, igual que podríamos hablar de la fidelidad histórica de los escritos de Heterodoto. Frank Miller es consciente de los fallos en este aspecto. Toma unos elementos y juega con ellos. Cambia las cosas para intrroducir un simbolismo muy necesario, y referencias, que, de otra manera quedarían muy forzadas. No tengo ninguna queja.
No leas 300. Sumérgete en 300. Observa la dureza de cada página, de cada rostro, de cada personaje. Deléitate con los colores de Lynn Varley, las composiciones de Miller, la grandeza de la historia, el espíritu del luchador, la esperanza.
Y cuando cierres el tomo, acuérdate; tú, eres un héroe, eres capaz de hacer cualquier cosa.
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